Reevaluación del papel de las grasas saturadas para la salud: Una mirada más cercana

Existe una gran controversia en la ciencia de la nutrición sobre lo que constituye una dieta saludable. Una controversia clave tiene que ver con los efectos de las grasas saturadas en el cuerpo humano. Se pensaba que estos macronutrientes contribuían a las enfermedades cardiovasculares al elevar los niveles de colesterol en sangre. Pero un nuevo modelo propuesto por investigadores de Noruega explica por qué la llamada «hipótesis de la dieta y el corazón», que ha influido mucho en las recomendaciones dietéticas, puede ser errónea.

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En un nuevo artículo publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition, los investigadores plantean la siguiente pregunta: ¿por qué las grasas saturadas elevan los niveles de colesterol en sangre y por qué debería ser peligroso? Al fin y al cabo, las grasas saturadas se encuentran de forma natural en una gran variedad de alimentos, incluida la leche materna.

Todas las membranas celulares contienen cierta cantidad de moléculas de colesterol, necesarias para regular su rigidez. El nuevo modelo propuesto por los investigadores es que cuando se sustituyen las grasas poliinsaturadas por grasas saturadas en la dieta, las membranas celulares necesitan menos colesterol. Lo contrario también es cierto, es decir, aumentar la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados en la dieta conduce a menos colesterol en las membranas. Éstas se vuelven más fluidas.

Así, las células regulan la fluidez de sus membranas incorporando colesterol procedente del torrente sanguíneo. Esto puede explicar la disminución de sus niveles cuando se consumen más grasas poliinsaturadas. Los autores lo denominaron *El modelo de adaptación homeoviscosa a los lípidos de la dieta (HADL)*.

  • Según el Dr. Simon N. Dunkel, uno de los autores del estudio, las células necesitan ajustar la fluidez de sus membranas en respuesta a los cambios de su entorno. Se cree que este proceso, conocido como adaptación homeostática, es un aspecto crucial de la fisiología humana. A través de este mecanismo, nuestras células son capaces de mantener un equilibrio de colesterol en relación con la cantidad de grasa de nuestra dieta.

La investigación nutricional suele centrarse en los cambios que se producen en el organismo, pero la cuestión de por qué cambia algo, como el colesterol sanguíneo, es igual de importante. Aquí es donde puede ayudar el nuevo modelo HADL, que explica por qué las células necesitan cambiar el contenido de colesterol de las estructuras de sus membranas y, por tanto, de la sangre.

Los investigadores señalan que las causas de la aterosclerosis y las enfermedades cardiovasculares son multifactoriales. Utilizando el modelo HADL, proponen separar el colesterol sanguíneo elevado con una mayor ingesta de grasas de la hipercolesterolemia como causa de las enfermedades cardiovasculares.

El artículo analiza otros factores que contribuyen al aumento del colesterol en personas con enfermedades cardiovasculares, como la inflamación crónica de baja intensidad y la resistencia a la insulina. Esto sugiere que las anomalías metabólicas deben separarse del colesterol sanguíneo elevado causado por un cambio significativo en la ingesta de ácidos grasos saturados con los alimentos.

El nuevo modelo también cuestiona la utilidad de reducir el colesterol sanguíneo añadiendo ácidos grasos poliinsaturados a la dieta en lugar de abordar la causa subyacente.

  • Según el Dr. Dunkel, las pruebas que apoyan la afirmación de que un consumo elevado de grasas saturadas provoca enfermedades cardiacas son débiles y contradictorias. Además, falta una explicación biológica y evolutiva lógica para esta supuesta conexión.

Además, según los investigadores, las personas con trastornos metabólicos no suelen mostrar los cambios esperados en el colesterol sanguíneo con los cambios en la ingesta de grasas, lo que sugiere que el organismo no se está adaptando normalmente a ellos.

El modelo HADL indica que el efecto de las grasas alimentarias sobre el colesterol sanguíneo no es una respuesta patógena, sino una adaptación perfectamente normal e incluso saludable a los cambios en la dieta.

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Fuente de grasas saturadas

Las grasas saturadas se encuentran en diversos productos de origen animal, como la carne, los lácteos y los huevos. También pueden encontrarse en fuentes vegetales como el coco y el aceite de palma. Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente y tienden a ser más estables que las insaturadas, lo que las convierte en opciones populares para cocinar y procesar alimentos. Sin embargo, durante mucho tiempo se han considerado perjudiciales para la salud del corazón debido a su asociación con niveles altos de colesterol y un mayor riesgo de enfermedades cardiacas. Es importante tener en cuenta que no todas las fuentes de grasas saturadas son iguales, y que el impacto de estas grasas en la salud del corazón puede depender del tipo específico y de la cantidad consumida.

Hay algunas fuentes de grasas saturadas que se consideran más saludables que otras. Entre ellas se incluyen:

  • Aceite de coco: Este aceite tiene un alto contenido en triglicéridos de cadena media (TCM), que el organismo absorbe y utiliza de forma diferente a los ácidos grasos de cadena larga presentes en otros tipos de grasas saturadas. Algunas investigaciones sugieren que los TCM pueden tener un efecto positivo sobre la salud del corazón y el peso corporal.
  • Carne y productos lácteos alimentados con pasto: Estos productos pueden contener niveles más altos de ácidos grasos beneficiosos y antioxidantes en comparación con sus homólogos criados convencionalmente.
  • Aguacate y aceite de aguacate: Estas fuentes de grasa son ricas en grasas monoinsaturadas, que han demostrado tener un efecto positivo en la salud del corazón. También contienen antioxidantes y otros nutrientes beneficiosos.

Es importante señalar que, aunque estas fuentes de grasas saturadas pueden tener algunos beneficios potenciales para la salud, deben consumirse con moderación como parte de una dieta equilibrada.

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